lunes, 7 de noviembre de 2011

Crítica de "5 metros cuadrados"

Tejero pincha la burbuja

Título: 5 metros cuadrados
Título original: 5 metros cuadrados
Dirección: Max Lemcke
País: España
Año: 2011
Duración: 86 min.
Género: Drama, Comedia
Reparto: Fernando Tejero, Malena Alterio, Emilio Gutiérrez Caba, Manuel Morón, Jorge Bosch,Secun de la Rosa, Paula Bares, Angela Boj, Alejandro Sanchez Spijksma
Distribuidora: A Contracorriente Films
Dirección: Max Lemcke
Dirección artística: Javier Fernández
Fotografía: José David Montero
Guión: Daniel Remón, Pablo Remón
Música: Fernando Velázquez

Fernando Tejero ha empezado a escalar la empinada cuesta de la consolidación interpretativa, un viaje de especial coste para el actor cordobés que parece no conseguir librarse del lastre de sus antepasadas interpretaciones. Él mismo lo reconocía en declaraciones al diario Público: “Es una putada que sigan emitiendo Aquí no hay quien viva”.
Y es que tiene toda la razón del mundo. Tejero sigue cargando con la estigmatizada imagen del andaluz gracioso, un actor difícil de disociar de la interpretación cómica y bobalicona al estilo de Días de fútbol o el papel secundario de Crimen ferpecto. Durante la proyección, y pese a los solventes esfuerzos de Tejero por crear un clima de la dramatización apropiado, las risas brotaban continuamente. Le queda por tanto una larga peregrinación. Sin duda, con 5 metros cuadrados ha conseguido salir de la burbuja del determinismo interpretativo; otra cuestión, que se irá respondiendo con el tiempo, es si Tejero tiene o no la capacidad de evolucionar más allá de esta concepción de actorcillo cómico.
La película del realizador madrileño (aunque el nombre no corrobore su procedencia) Max Lemcke trata ‘a la española’ la crisis de la burbuja inmobiliaria. Sin embargo, el guión se distancia de los inicios de la crisis y se centra en la maltrecha situación actual, no exenta aún de los buitres de la especulación. Álex (Fernando Tejero) y Virginia (Malena Alterio) compran tras diversas piruetas económicas un piso sobre plano en la sobreexplotada costa levantina. Pero pronto se confirmará lo que desde el principio esperábamos. Las obras se paran y Álex removerá cielo y tierra para llegar a un resultado justo.
No hay en este filme maneras rimbombantes a lo Wall Street o Margin Call. No estamos al frente de una gran película. Tan siquiera creo que debiéramos darle más de un cinco o un seis. Además, el tercer acto incluso se estrella con un intento de americanizar un guión españolito al que le sobran estos atavíos.
Sin embargo, Tejero aguanta el envite de una narración que se cimenta sobre su personaje y, aunque me resigne a aceptar que le sigan colocando papeles de tontorrón gracioso, es verdad que en este caso, un guión nada excepcional lo saca a relucir con una interpretación cómica, tragicómica y algo más dramática hacia el segundo y tercer acto.
Quizá mi sensación de satisfacción con la película sea más por el cambio de rumbo del actor sureño que por una buena obra cinematográfica. Una obra simpática a la vez que conmovedora.
Lo mejor, la evolución de Tejero. Lo peor, el guión sin pies en el suelo.

toñin Pineda




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